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CUANDO LA DISOCIACION ENTRA DENTRO DE LA NORMALIDAD

La disociación describe un estado en el que se produce la desconexión entre cosas generalmente asociadas entre sí.

Cuando una persona está en un estado disociativo, no logra integrar su propia identidad con la consciencia, existiendo una falta de conexión entre su pensamiento, memoria y sentido de la realidad personal con lo que sucede en su entorno.

Cuando la disociación se basa en la falta de capacidad de sentir ninguna emoción ante una experiencia que comúnmente supondría una reacción afectiva, hablamos de embotamiento afectivo, y es común ante una situación de gran carga emocional y completamente inesperada, que hace que la persona no sea capaz de integrar la realidad con su propio sentimiento. Esto sucede de una forma común en situaciones de estrés traumático, en el que la situación es dramática e inesperada, y la persona no es capaz de asimilarla a nivel consciente.


En los trastornos disociativos encontraríamos un continuo desde la levedad, y normalidad (abstracción selectiva), en la que una persona se concentra tanto en alguna tarea que no es consciente de lo que ocurre a su alrededor (como cuando se está muy concentrado leyendo un libro), también es frecuente la sensación de ir conduciendo y no recordar el trayecto, ya que por una parte el cuerpo se ha ocupado de la realización de la parte automática y mecánica, liberando a la mente que se abstrae en sus pensamientos.

La disociación cae dentro de una línea continua de severidad. Por ejemplo, una disociación leve sería quedarse absorto leyendo un libro y no darse cuenta de lo que sucede alrededor, o cuando estás conduciendo por una carretera familiar y te das cuenta de que no recuerdas los últimos kilómetros porque tu mente estaba "en otra parte" mientras tu cuerpo se encargaba de conducir. Estos síntomas no se consideran patológicos y caen dentro de la normalidad.

Este tipo de experiencias no son en absoluto patológicas y corresponderían simplemente a situaciones de una concentración focalizada en un punto que lleva a desconectar a la persona de la realidad circundante
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